“A QUE SENDA NOS DIRIGIMOS”
Cuando se mira al horizonte, no es fácil encontrar el punto de equilibrio que nos indique que vamos por la senda correcta, la amalgama de ideas que están puestas a la discusión diaria en torno a la necesidad de enfrentar el período electoral que se avecina con uno o con otro actor nos está carcomiendo los ideales por los cuales hemos luchado toda nuestra vida.
Da tristeza oír a militantes que hablan de la inexistencia del proyecto político histórico, bajo el argumento de que el Partido tiene dos años de existencia jurídica, francamente en que cabeza cabe tal necedad, los ideales de justicia social, de respeto a la dignidad humana, de la solidaridad entre hombres y mujeres, de erradicación de la pobreza, de construir una sociedad más humna y más equitativa, han acompañado al hombre a lo largo de su desarrollo histórico y por ello el homus sapiens actual, no es el mismo con respecto a cien años atrás, mucho menos es el mismo con respecto a varios siglos atrás, la diferencia sustantiva en este proceso ha estado marcada por los procesos de socialización y convivencia que las distintas etapas y transiciones le han marcado al hombre y el mismo hombre como agente de cambio en si mismo ha ido transformado sus condiciones materiales y subjetivas.
El proyecto político histórico, bajo el cual regimos nuestro actuar político en la vidad diaria, tiene no menos de ciento cincuenta años de existencia, en el mundo, se inicia en europa a mediados del siglo diecinueve, como resultado de las condiciones materiales en que los obreros de la epóca ejercían sus actvidades laborales, y es en europa, porque obviamente el desarrollo de las fuerzas productivas habían alcanzado un máximo desarrollo.
En El Salvador, el proyecto político histórico en los últimos años se incia en los años sesenta del siglo veinte, cuando se funda el Movimiento Nacional Revolucionario, pero tampoco podemos olvidar que a finales de la decáda de los veinte e inicio de los treinta siempre del siglo recién pasado se logra que a traves de elecciones limpias accese al poder del Estado un gobierno de carácter democrático y popular como fue el gobierno del Ing. Manuel Enrique Araujo, cuyos ideales se fundamentaban en los principios y valores que animan al partido laborista de Inglaterra, pero también en las ideas y pensamientos de nuestro insigne pensador Don Alberto Masferrer, cuyo Minimun Vital constituía la base principal del plan de acción de dicho gobierno, todos sabemos en que terminó dicho goierno, borrado por la fuerza bruta y asesina que masacró a miles de salvadoreños y salvadoreñas para darle paso a la instauración de la tiranía militar que ostentó el poder hasta el quince de octubre de mil novecientos setenta y nueve.
En el contexto del proceso democrático revolucionario, que se inicia en los años ochenta los dirigentes históricos que encarnan nuestro proyecto político histórico, jugaron un rol fundamental y determinante para el logro alcanzado en materia de democratización, respeto a los derechos humanos, modernización de varias instituciones estatales, desaparición y creación de instituciones que velen por la seguridad y por la pronta justicia para todos los salvadoreñas y salvadoreños; es decir pues, que hemos venido acompañando a nuestro pueblo a traves de las diversas etapas de lucha que este ha asumido con la firmeza de poder lograr mejores condiciones de vida.
En la etapa democratizadora que actualmente estamos viviendo seguimos acompañando al pueblo salvadoreño en su afan de construir mejores derroteros para el desarrollo de sus condiciones materiales y subjetivas, y desde nuestras condiciones materiales incidimos diariamente para que la clase dirigente y hegemónica, tanto de los sectores dominantes como dominados no olviden la escencia de la práctica política “trabajar por los intereses del pueblo salvadoreño”, no siempre ha sido fácil, mucho menos gratificante, porque resulta que a los sentidos de las mayorías populares, les es más fácil convivir y ser dirigidos por aquellos que le escenifican circo y en el cual a diario concurren sus gladiadores y las mayorías populares se divierten, deliran, arden las pasiones etc, y olvidan que la canasta básica, ya no es comprable con los ingresos que perciben o que sus condiciones de salud, educación, vivienda cada día se deterioran más.
Esta es la realidad que estamos obligados a cambiar con nuestra práctica diaria en la política salvadoreña, al definir el sistema las elecciones como método para concretar las aspiraciones de mejores condiciones de vida para el pueblo nos embarcamos en procesos que no definimos y que tampoco escapan a las reglas del mercado que condicionan que el que tiene más se escucha o se ve más y por consiguiente se crea en el pueblo la sensación de que solo los que están en capacidad de pagar más espacios publicitarios son los llamados a eregirse en sus mecillas.
La realidad nos indica lo contrario, ya que estos actores responden a sus intereses de clase y por consiguiente los beneficios que generan están en función de ellos mismos, y a las mayorías populares les llegaran migajas como por ejemplo la Red Solidaria, y otros tantos proyectos gubernamentales que en última instancia buscan alienar y mediatizar las condiciones de vida de las mayorías populares y con ello mantener una base electoral a su servicio.
Al señalar estos ejemplos de manera rápida, se debe tener en cuenta que los hombres y mujeres organizados en este proyecto político histórico, no solo formamos parte de una herencia política que se ha construido en la patria y en allende fronteras de la misma, por consiguiente debemos sentirnos orgullosos y orgullosas de contribuir con nuestros pensamientos y acciones a lograr mejores derroteros para el pueblo salvadoreño; bajo las premisas planteadas no puede soslayarse el hecho de que de cara a las próximas elecciones no se trata de hacer alianzas con quien nos ofrece más, porque en realidad, ninguno de los dos actores que están planteando una alianza son convenientes a los intereses del pueblo salvadoreño.
Una eventual alianza con el FMLN, nos dejaría con la legalidad intacta, pero con el partido políticamente inexistente, ya la experiencia de 1993 – 1994, lo demuestra claramente, para los que recién llegan a nuestro instrumento político debemos recordarles que en esas elecciones nuestro proyecto político quedó con un diputado, mientras que los aliados del FMLN, se alzaron con veintisiete diputados, de todas las elecciones presidenciales en las que ha competido el FMLN a la fecha, solo en esta se ha logrado asistir a una segunda vuelta, en esta elección los candidatos no eran del frente, Rubén Zamora, miembro de nuestro proyecto político histórico y Francisco Lima, prominente abogado y ligado a grupos de interés del país.
La historia también da muestras de la necesidad de que los candidatos sean externos al frente y se videncia con las Alcaldías Municipales, en 1997 se inicia el proceso de sacar a ARENA de los principales centros urbanos del país, y en ese proceso se logró a través de coaliciones municipales, experiencia en las cuales muchos cuadros nuestros han sido cooptados y por consiguiente alejados de los intereses del partido y del pueblo salvadoreño.
Si decidimos aliarnos con la iniciativa de Arturo Zablah, corremos el riesgo de perder la legalidad, pero además de socializar la miseria en que actualmente nos debatimos, ya que el potencial aliado, pretenderá alzarse con unas tres ubicaciones diputadiles con altas probabilidades de ganar, ya que en materia de política electoral se ha vuelto costumbre creer que de antemano se es ganador, este hecho en si mismo carcome toda posibilidad real de coalición electoral, por consiguiente una ves más los intereses del pueblo salvadoreño dormirán el sueño de los justos.
Ciertamente es necesario hacer avanzar nuestro esfuerzo político alternativo, pero debemos partir de realidades concretas y en este sentido es más conveniente establecer una coalición presidencial con el FDR, donde la bandera que aparezca en la papeleta de votación se presenten las dos banderas de los partidos en la parte superior y en la parte baja se dibuje un rectángulo con la expresión de alianza por el cambio; esta situación debe hacerse si o solo si se garantiza las reformas electorales necesarias en el sentido de que se elimina el 3% de los votos para que un partido mantenga su legalidad.
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